Thursday, June 01, 2006

Pareciera que todos los días aparecieran señales.
Los segundos pasan y las voces surgen de la tierra, aunque yo no deje de caminar.
Me reconocen y ven en mí algo que no hay en otra persona.
Es como si cada palabra estuviera destinada; cada frase dicha por ese extraño que no desaparecerá encaja justamente y como una señal. Como si los mandaran a hablarme sobre lo que pasa y lo que pasará.
Pues supongo que eso es lo que dicen cuando se cuenta que hay un alguien que dirige todo lo que sucede y nos pone, como si fuesen muñecos, a otros en nuestro camino, para sacar algo de aquel encuentro.

Dalí y el pordiosero de la esquina. El gemelo y el guardia. El top y la saltona. Los pareja y la malafortunada.

Otro día de balanceo de los pies en los asientos altos de la micro; qué ñiña más feliz =>


Que hace la presión y por qué me palpita el corazón en la garganta? Ahora no me ahogo pero algo no me deja respirar. Parece que me dejo hundir sola, y no puedo salir. Y estoy segura de que ya no se puede salir. Pero está el tiempo.

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